jueves, 29 de noviembre de 2007

decir adiós a un amigo cuando ya no está

Hace días amanecía en Findhorn. Hace más de un mes me llegó la noticia de la muerte de un amigo que vivía en esta comunidad. Me enteré así por teléfono, cuando organizaba mi visita allá, esperando reecontrarme con él y con otras lindas personas del lugar.

En el momento, fue una conmoción, un extraño sentimiento que te recorre el cuerpo de forma inesperada con un halo de quietud, asombro y tristeza. Ese impulso me llevó a la montaña de Edimburgo a dejar ofrenda y hablar con el viento, a agradecerle a Andrew sus toques mágicos en mi vida. Su intervención materializó mi estancia en Findhorn en 2003 y que me atreviera a abrazar mis conflictos por primera vez, además de muchas otras experiencias.

Sabía que sería difícil volver y que esta vez no estuviera allá. Lo sorprendente fue sentir la intensidad de su presencia en la comunidad y su brillo en otras personas. Estos días he estado durmiendo en la habitación donde charlamos por última vez, nunca antes había estado en esa estancia salvo tomando un té con él, y en esta visita. Al principio sentía desasosiego y trataba de recordar con fruición esos últimos instantes compartidos; después de unas horas, los sueños estaban vivos y traían memorias claras, sobre todo tu voz de actor, tu mirada traviesa, y tu calidez.

Una voz dentro de mí decía que no tenía derecho a sentir tanta nostalgia por alguien con quien había compartido escasos momentos, en comparación con sus compañeras de comunidad durante más de 20 años. Y esa lucha de voces se transformaba en lágrimas o miradas al cielo indistintamente. Lesley me llevó al bosque arrasado por la tormenta junto al mar. Allí al lado, un árbol crecía sobre un círculo de piedras y compost, sitio para su homenaje. Es un buen lugar para hacer este viaje.

La muerte en comunidad es más digna, así se cree, donde se comenta lo lindo que fue el funeral. Las personas a las que quieres y con las que has compartido ilusiones, proyectos, y cotidianeidad se encargan de apoyarte en esta última fase. Todo casero y artístico, ecológico y comunitario, íntimo y espiritual..., todo aquello por lo que has vivido está presente en tu muerte. Y afortunadamente acá es posible.

Hablo con él, le digo todo aquello que le quería contar en este encuentro y se entremezclan palabras, cantos, risas, llantos, plegarias, agradecimientos, y finalmente un largo paseo junto al mar que acaba en un grito, que declama gracias a la vida, en un acto inspirado por el estilo de Frida Kahlo en su último cuadro.

Al volver, me encuentro con otras dos personas que cantan. Me reciben con una sonrisa, y entonamos juntas Pacem. Los hilos invisibles del encuentro provocan esta coincidencia que me revela un dato importante: ellos hablaban poco con él cuando estaba vivo, pero su ausencia ha generado un cambio en la forma de percibirle y de relacionarse con él.

Cuando un amigo se va, hay distintas experiencias y todas ellas son válidas, siempre que no se entre en comparación ni competencia por el dolor. En lo más íntimo de tu ser sólo tú sabes qué provocó el encuentro con ese otro ser, la profundidad del mismo y el amor imbuido en él.

Gracias amigo por este nuevo aprendizaje contigo. Bendiciones para el camino, y alabanzas a tu vida. Dejo aquí el poema con el que te despidió tu comunidad, como un canto a tu vida:

THE FOURTH PRINCIPLE
INTENT: WEAVES THE TAPESTRY OF THE UNIVERSE

Imagine that the whole universe is a vast ocean of consciousness and your intention shoot out from within your heart and ripple across the vast ocean of consciousness.
Imagine that your intention is orchestrating the infinite activity of the universe, counterbalancing the whole ecosystem.
Imagine that your intention can heal those who are not well.
Imagine that your intention can bring joy and laughter to those who are in sorrow.
Imagine that you can bring success to those who are failing.
Imagine that you can bring strength to those who feel weak and fearful.
Imagine that you can bring hope to those who are feeling helpless.
Imagine that your thoughts affect the natural forces of the universe, that you can bring rain and sunshine, clouds and rainbows.
Imagine that every thought you have, every word you utter, every deed of yours brings some benefit to the world.

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